viernes, 12 de agosto de 2011

Hace un tiempo que no escribo...será que este último año se está pasando demasiado rápido, creo yo que los días se han acortado

jueves, 24 de marzo de 2011

Escritos de Ella

No temas
duerme
todas las estaciones

Te amaré siempre

Aunque nunca mi cuerpo
se tienda junto al tuyo
J.T.


Habían pasado más de 10 lunas desde la última vez que lo pudo ver, que pudieron reír, desde la última vez que salieron a caminar por aquellas calles del malecón… a veces tan largas y frías… había pasado ya tanto tiempo desde que lo dejó de ver, de hablar de preocuparse por él, que se preocupara por ella, había pasado ya tanto tiempo sin recibir una llamada suya, sin que una llamada suya la despertara a media noche para salir a bailar, a divertirse o simplemente a conversar de alguna trivialidad de la vida…. Había pasado tanto tiempo y el tiempo había pasado tan rápido que no se había dado cuenta la falta que le hacía él… su amigo… su mejor amigo el que siempre estaba ahí

Y el tiempo los separó, ella una muchacha que siempre pareció que no tuvo rumbo fijo, que nunca se quedó quieta, ahora se encontraba detenida en un trabajo de más de 10 horas al día, un enamorado que de cuando en vez venía a recogerla al trabajo… otras muchas más ella iba a buscar a su casa, un muchacho demasiado tranquilo, el típico chico serio y aburrido que tiene cuidadosamente estructurada en su agenda las vacaciones hasta del 2012 (si es que no el 2013), todo estaba perfectamente y cuidadosamente detallado en aquel aburrido cuaderno. Pero tal vez eso era lo que necesitaba ella, alguien que la ordenara, que le permitiera tener esa estabilidad que ella nunca pudo conseguir antes, que le cortara las alas que haga que encuentre esa tranquilidad (a medias).

El continuo su rumbo, viajo muchas veces, se enamoró otras muchas más, drogas, días enteros de fiestas, muchos excesos ninguna mesura, él siguió como siempre, él no cambió. Nunca le escribió un correo, ni la volvió a llamar pensó que en su nueva vida, con sus nuevos amigos él ya no encajaba, que ella se avergonzaría de él, su amigo desaliñado, sin una carrera concluida aún, él no cambió…ella sí y eso le desconcertaba.

Era un viernes cualquiera, eran la 1 de la mañana y era la hora exacta en la que ella tenía que partir de la casa de su enamorado rumbo a su casa (así él lo había dispuesto y ella simplemente se acostumbró…el hombre es un ser de costumbres), quiso caminar como hace tiempo no lo hacía, por el malecón, sentir un poco de la brisa marina golpeándole la cara, caminar sobre los muros con los brazos abiertos tal vez así podría nuevamente volar un poquito aunque sea bajito.

Entre ese frío de otoño vio un rostro familiar caminando con una gran mancha de personas que seguramente iban a alguna fiesta barranquina, se reconocieron al instante, él se despidió del grupo ella lo saludo como si fuera la última vez que lo fuera a ver (tal vez si lo era), se quedaron solos como hace tantos años no lo hacían… se sentaron el pasto mirando el mar, ambos tenían tanto que contarse que no pudieron hablar nada… ella se recostó en su pecho no hablaron de nada y no se dijeron nada, simplemente estaban ahí juntos en un momento tan perfecto que merecía ser eterno…

lunes, 21 de marzo de 2011

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viernes, 28 de enero de 2011

Pájaro muerto

Sus cantos no se escuchaban
esta vez ya no se mezclaba con los sonidos del río
tampoco se perdían con el sonido del viento
ni coloreaba las mañanas lilas
se había ido a manera de elegía triste
se había marchado entre el tenue panorama
la niña que lo cuidaba lo vio morir
y pensó…nunca más pájaros que alimentar
no más cantos al viento
ya no quiero llorar por su partida
no quiero sufrir por sus huidas improvisadas
por los días que nunca llegó
y se quedó en la ventana esperándolo
por las veces que la buscó sólo porque tenía hambre
sin un gesto tierno para ella

Pájaro picoteando pedacitos de su sangre
pedacitos de su cuerpo inútil, inerte
devorando su cuerpo putrefacto
pájaro sombrío que nunca supo quererla
que nunca la dejó hablar
tenía que hacerlo un bocado de alpiste
y arrojar sus cenizas al mar
que se pierdan con el viento
no volverá a verlo jamás
todo había terminado
abruptamente sin adioses
y así era mejor dolía menos que sus idas y vueltas.