Era reinventarme cada cierto tiempo (cada cinco años) era cortarse el cabello y mirarse al espejo para preguntarse siempre… esa otra no soy yo, quién es yo, era cambiar superficialmente que otros noten el cambio, era buscar el lugar donde el sol brille, donde el sol se huna con el mar, donde el sol se mezcle con río…donde el sol se pierda con las aguas…donde pueda encontrar paz.
Era caminar por la vida buscando algo, sin saber que era exactamente, era buscar por los campos caminando sobre la oscuridad y cegada por la lluvia del camino, buscar entre el cielo y el infierno algún caserío vacío que me pueda cobijar una noche, era ver el tiempo desmoronándose en las manos, recostarse en el verde campo mientras el sol cegaba mis ojos recordándome aún sin quererlo lo lejos que se encontraba de mi, el tiempo ha pasado y su risa de artista comprometido de bebedor incansable se ha ido desvaneciéndose haciéndome pensar que jamás lo conocí, él que era de una raza inferior que se paraba sobre la mesa de algún bar a gritar “reinventemos el amor” y las miradas acusadoras de todos lo juzgaban, yo lo contemplaba con admiración “oh! Bello adonis despliega tus alas sobre mi”
Era esa extraña sensación de nacer en otra época, de contemplarlos como nos veían atónitos mientras nuestros cuerpos autodestructivos se vestían de sangre y disparos en las noches de silencios, era huir de lo aprensivo de tus días para regresar casi por costumbre a tu casa templo de la oscuridad, morada infernal… recuerdo con nostalgia esos días… pero la hora de reinventarse había llegado y tú ya no encajabas en ella y así como un día te atraje a ella… también me marché y aunque he sido guitarrista, cantante, danzarina, caminante de selvas y sierras y trato de no pensarte todos los días aún sin quererlo mi recuerdo vuelve a ti…
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