jueves, 24 de marzo de 2011

Escritos de Ella

No temas
duerme
todas las estaciones

Te amaré siempre

Aunque nunca mi cuerpo
se tienda junto al tuyo
J.T.


Habían pasado más de 10 lunas desde la última vez que lo pudo ver, que pudieron reír, desde la última vez que salieron a caminar por aquellas calles del malecón… a veces tan largas y frías… había pasado ya tanto tiempo desde que lo dejó de ver, de hablar de preocuparse por él, que se preocupara por ella, había pasado ya tanto tiempo sin recibir una llamada suya, sin que una llamada suya la despertara a media noche para salir a bailar, a divertirse o simplemente a conversar de alguna trivialidad de la vida…. Había pasado tanto tiempo y el tiempo había pasado tan rápido que no se había dado cuenta la falta que le hacía él… su amigo… su mejor amigo el que siempre estaba ahí

Y el tiempo los separó, ella una muchacha que siempre pareció que no tuvo rumbo fijo, que nunca se quedó quieta, ahora se encontraba detenida en un trabajo de más de 10 horas al día, un enamorado que de cuando en vez venía a recogerla al trabajo… otras muchas más ella iba a buscar a su casa, un muchacho demasiado tranquilo, el típico chico serio y aburrido que tiene cuidadosamente estructurada en su agenda las vacaciones hasta del 2012 (si es que no el 2013), todo estaba perfectamente y cuidadosamente detallado en aquel aburrido cuaderno. Pero tal vez eso era lo que necesitaba ella, alguien que la ordenara, que le permitiera tener esa estabilidad que ella nunca pudo conseguir antes, que le cortara las alas que haga que encuentre esa tranquilidad (a medias).

El continuo su rumbo, viajo muchas veces, se enamoró otras muchas más, drogas, días enteros de fiestas, muchos excesos ninguna mesura, él siguió como siempre, él no cambió. Nunca le escribió un correo, ni la volvió a llamar pensó que en su nueva vida, con sus nuevos amigos él ya no encajaba, que ella se avergonzaría de él, su amigo desaliñado, sin una carrera concluida aún, él no cambió…ella sí y eso le desconcertaba.

Era un viernes cualquiera, eran la 1 de la mañana y era la hora exacta en la que ella tenía que partir de la casa de su enamorado rumbo a su casa (así él lo había dispuesto y ella simplemente se acostumbró…el hombre es un ser de costumbres), quiso caminar como hace tiempo no lo hacía, por el malecón, sentir un poco de la brisa marina golpeándole la cara, caminar sobre los muros con los brazos abiertos tal vez así podría nuevamente volar un poquito aunque sea bajito.

Entre ese frío de otoño vio un rostro familiar caminando con una gran mancha de personas que seguramente iban a alguna fiesta barranquina, se reconocieron al instante, él se despidió del grupo ella lo saludo como si fuera la última vez que lo fuera a ver (tal vez si lo era), se quedaron solos como hace tantos años no lo hacían… se sentaron el pasto mirando el mar, ambos tenían tanto que contarse que no pudieron hablar nada… ella se recostó en su pecho no hablaron de nada y no se dijeron nada, simplemente estaban ahí juntos en un momento tan perfecto que merecía ser eterno…

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