lunes, 27 de octubre de 2008

Hit the road

Ella: Agarra la carretera, Jack. Y no vuelvas más. No más, no más…

El: Mujer, mujer. No me trates tan mal. Eres la peor mujer que haya visto nunca. Imagino que si tú lo dices, tendré que empaquetar mis cosas y marcharme.

Ella: Agarra la carretera, Jack. Y no vuelvas más. No más, no más…

El: Escucha mujer. No me trates así. Algún día volveré por mi propio pie.

Ella: No me importa si lo haces. Porque está claro, no tienes dinero, no interesas.

Esta es una de mis canciones favoritas... digo una porque tengo más de 1000 canciones y cantantes favoritos, pero esta si es genial, tal vez muchas veces he querido gritar, y "Hit the road"

Esta es la versión original



Y esta es parte de la pelicula la verdad esta parte es fenomenal, magistral! me encanta la fuerza con la que ella grita

domingo, 26 de octubre de 2008

Hojitas del olvido

Llegué un lunes a Puerto Libre y me quedé solamente tres días, navegué 1 hora por el río Palcazu para llegar a este lugar lleno de mágia y de misterio, iba cargada de dudas, queriendo encontrar muchas respuestas...nunca pensé que encontraría tantas respuestas, y algún que otro alivio...
Siempre he sido un poco de extraña, siempre he sido un poco freak y me gusta sentarme sola sin hablar con nadie sólo conmigo, y es así que un poco por la distancia y otro poco por la nostalgia los olvidos no llegaban "olvido que nunca llegas" baje los cincuenta metros que dividen le río de la comunidad, los baje con un poco de tristeza y un poco de miedo, miedo de lo que puedo pensar...
En la orilla del Palzazu jugando con las piedritas y los pocos peces que se asomaban timidamente a mirarme no pude sino recordarte, recordar los pocos momentos bonitos, los muchos momentos tristes, lo poco que me quieres...lo mucho que te quiero... y las lágrimas volvieron a caer insolentes sin respetar mi decisiòn de no llorar nunca más (mis lágrimas son más rebeldes que yo) la verdad es que actualemte entre mi nuevamente ganada soledad y mis antiguas relaciones desastrozas no tenía mucho porque estar alegre por lo menos en el plano sentimental que es el terreno que muchas veces sin querer queriendo ocupa nuestra mente hasta un 90%...
Y mientras estaba sentada en una piedra con mis pensamientos más confusos que certeros, mientras las lágrimas corrian más intensamente apareció él, un hombre de casi unos setenta años, bajito, delgado...con la sabiduría ancestral de su pueblo, quien se sentó a mi costado izquierdo y me preguntó que me pasaba, que estar lejos nos trae tristezas, le conté un poco de ti, un poco de aquel y otro poco más de los otros, me escuchó con atención y me pidió que lo acompañará a caminar por el monte...caminamos unas 3 horas entre sembrios de yucas y plátanos, caminamos sin hablar buscando alguna hierba silvestre por el camino... luego de las tres horas el Machin Raúl se agachó y recogió un puñado de hojitas muy verdecitas ellas, las puso en su bolso de semillas y dimos media vuelta rumbo a la comunidad...
Luego de la larga caminata tomamos masato de mango para refrescarnos y cuando ya me iba a dormir en la hamaca... pensé que la gran lección era que caminar tantas horas te hacia olvidar, pero no esa no era la lección el machin Raúl se acercó a mi y me dijo ya conseguí la cura para esas lágrimitas, las largas horas de caminata era para encontrar unas hojitas del monte, era para encontrar las "hojitas del olvido", el machin Raúl me prenguntó si estaba segura de querer olvidar a los amores del pasado y comenzar nuevamente...yo ni tonta ni peresosa acepté y es así que el machin Raúl se vistió con su cushma y sacó del bolso esas hojitas mágicas las pasó por mis ojos que aún estaban rojos por las lágrimas, y me las dio a masticar me dijo después que duerma a la mañana siguiente ya mis sentimientos cambiarían...así fue dormí esa noche como ninguna otra noche y al despertarme ya no pensaba en nadie, ni siquiera en ti, los pensamientos habían cambiado, ya no tenía espinas clavadas en el corazón...ya había logrado olvidar...ya había logrado olvidarte... no sé si las hojitas del olvido influyeron en que mis sentimientos cambiaran, en este mundo tan distinto, en esta tierra del olvido donde uno puede es posible creer en cualquier cosa, donde todo tiene un espiritu, un alma, una razón de ser donde cada planta sirve para curar, para aliviar los males del alma y los males del cuerpo, acá en este preciso momento, en este preciso lugar, entre las hojitas del olvido soy feliz