miércoles, 17 de febrero de 2010

Y te deje ir

sobre la campana de la iglesia

posada brillando

una luciérnaga

Escribí, dibujé, canté, bailé bajo tú sombra…conjuré dioses y sabios esperando respuestas y obtuve más preguntas…confusiones…fusiones…divisiones…no te encontré en la banca del parque de siempre, aquella banca con olor a naftalina…tampoco te encontré donde me indicó el ayahuasca ni el tabaco, tampoco estabas donde dijeron los caracales y mucho menos en las hojas de coca… océanos de distancia y tiempo nos separan es tal vez por eso que ya no dibujo, ni canto y mucho menos bailo para llamar tu atención…tal vez ya no estoy tras tuyo…pues he buscado a alguien que ya no existe…viendo lo lejano como presente.

Y voy buscando entre los escritos de mis separatas algunos poemas antiguos que te escribí cuando aún estaba en la universidad y te veía lejano llegar sin avisar a buscarme a la salida de mis clases…días de colores de muchas tonalidades en la paleta…días de abril a junio de agosto a diciembre…días donde existían las vacaciones y escuchaba a todo volumen alguna canción del “el niño gusano”, días de sentarse en el pasto a conversar con los amigos después de clases… de fumar un porro entre clase y clase…días que pasaban y pasaban entre la universidad y algún bar…

Y es que hoy te vi a lo lejos y corrí a saludarte y al estar a dos pasos tuyos volteé la mirada y crucé la pista lo más rápido posible… la vida nos llevo por caminos diferentes y tú volteaste la mirada como si te estuvieran siguiendo y no viste a nadie conocido y te fuiste sin percatarte de mi presencia…y te fuiste adentrando a una calle oscura de barranco y te perdí esta vez definitivamente…y te deje ir esta vez para siempre.