miércoles, 13 de agosto de 2008

Regalo del muchacho de Paris

Caminaba largas horas tratando de contener la respiración ¿cuántos minutos puedo aguantar sin respirar? Al minuto me pongo morada, creo que no puedo contenerla mucho tiempo, rayos, sigo caminando, del trabajo a mi casa, escuchando gusanos, sin ti ya no es lo mismo...
Tiempo que no recibía noticias tuyas, te haces extrañar, me pregunto cómo estará Paris... y ahí estaba otra carta más desde Paris, de nuevo un sobre y una violeta, otra vez sin estampitas ni código postal.
Abro el sobre lo más rápido que puedo, quiero saber de ti, de tus amigos, tú lugar, tú mundo, tus recuerdos, y no logro leer nada porque del sobre se escapa un bichito verde y redondito y peludo que ríe y ríe todo el tiempo y salta y salta, no dice palabra alguna produce un sonido extraño algo así como “biribiri” eso creo.
Salta por todo mi cuarto tirando todo lo que ve a su paso ríe y se mete a mi bosillo, no entiendo su idioma pero entiendo que quiere que le cuente un cuento se hecha a mi costado y le comienzo acontar un cuento, el bichito verde se queda dormido, se ve tan tranquilo y tierno, quién diría que minutos antes dejo mi cuarto hecho un desastre.
Voy corriendo a lo que es algo así como la sala del departamento y busco como loca la carta del muchacho de Paris, necesito respuestas, necesito saber que me ha regalado, que es ese animal, bicho, criatura extraña que duerme ahorita en mi cama, que es traviesa, desordenada, que parece inteligente, pero muy alocada.
Encuentro la carta del muchacho de Paris y la leo con sumo interés, él me cuenta que andaba paseando por el Théâtre des Champs-Élysées, escuchando escuchando un concierto de música clásica... cuál Cortazar y se encontró con este bichito, al bichito le dicen “cronopio” es despistado, alegre, desordenado y juguetón eso me advierte el muchacho de Paris es muy inteligente y muy sensible, no le grites porque se puede escapar y un cronopio suelto en Lima puede ser muy peligroso, la gente en Lima no está acostumbrada a tantas emociones juntas sólo unos pocos.
¿Y ahora qué hago yo con un cronopio? Cómo lo cuido, cómo lo alimento, cómo juego con él, ahora tengo una nueva mascota y no sé bien como tratarla, gracias muchacho de Paris por tú regalo, con tal que después en algún sobre no lleguen las famas y las esperanzas todo será manejable.
Ahora mi nuevo amiguito duerme tranquilito, se calma cuando le cuento un cuento, o cuando le canto alguna canción del Niño Gusano, cuando lo saco a pasear en mi bolsillo por las calles de Lima o cuando jugamos a quien puede contener más tiempo la respiración, mi cronopio y yo somos los dos nuevos amigos, lo llevaré siempre a mis viajes, y algún día el muchacho de Paris tocará la puerta y jugará con nosotros...y viviremos felices comiendo perdices o jugando con ellas

1 comentario:

Daniel dijo...

Un cronopio para mi cronopia