lunes, 28 de abril de 2008

Un adios muy prolongado

Allá se juntan los vientos bondadosos, con campanitas de barro y luces de enero. tenía contadas todas las palabras para decirte que no hacen falta las palabras entre nuestros modos, que no necesitamos hablar para saber que la noche es feliz cuando estamos juntos. yo te escucho bordar el aire con tu respiración y duermo en paz. el mar está adentro del que sueña, viene y va. hasta el sol ha desperezado más tarde que de costumbre...sonries. mis ojos buscan refugio en las sombras, siento cómo crecen helechos en tu corazón mientras despiertas y yo también sonrío. para entonces hemos salido de casa con una actitud de adorno de sala, desacostumbrados de la vida que hay afuera. tal vez silbo una calle entera con tus labios, o habrá sido los vestigios de esa noche, aún presente. abrazo de sol y descanso. mesa de luz. jarrón con margaritas son tus mejillas que se van. yo las sigo con la mirada y me lanzo al ruedo del azar, a los caminos que abren pasos. muevo la mano pero tu no vas a voltear así que me voy. digo chau

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