
Extraño llegar y que todo sea nuevo para mi, desde la comida hasta las personas, pero aunque yo sea una perfecta desconocida me reciben con una sonrisa y están dispuestos a ayudarme para que no me pierda,
Extraño ir a la selva y caminar por trochas, que los mosquitos piquen mis pies, y terminar mojada porque los bosques son húmedos. Llegar y que nadie sepa quien soy, jugar con los niños entrevistar los adultos, tomar caldo de pescado y carne de monte, compartir lo poco que sé y que me cuenten lo mucho que saben. Extraño su simpleza pero también su belleza, la belleza con la que pueden ver el mundo, lo mágico que se torna cada elemento ante los ojos de ellos, el alumbrarme en las noches con luciérnagas amarradas en una bolsita, el que me cuenten sus historias en la noche.
Extraño la sierra porque crecí ahí porque su gente siempre me saluda, por su ropa de colores que envidiaré usar, sus sombreros con flores, sus plazas donde se reúnen a hablar del sobre el chisme del día, extraño cruzar puentes que se caen, oír ríos de sal, escuchar sobre pishtacos, o sobre tesoros ocultos en algún tambo.
Extraño eso y muchas cosas más, nunca he sido una persona de estar en un solo lugar, necesito viajar....sobre todo necesito que el cemento se convierta en verde y que mi combi se convierta en un carro interprovincial, pero lo veo difícil por ahora talvez deba cambiar de trabajo para poder viajar.. aún no lo sé... sé que en julio si o si viajaré a la selva... por ahora seré una huambrilla deuna selva de cemento, una huambrilla de cemento
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