martes, 17 de junio de 2008

A mi abuelo...al señor Durand

La vida y la muerte...siempre me dio miedo pensar en la muerte, siempre intente ignorar su existencia y ahora que ronda nuevamente mi espacio me pone triste de nuevo, ahora que vuelvo a ir a hospitales a cuidar de mi abuelo, es extraño...es muy fuerte para mí que le hayan puesto una fecha límite para que viva, que de pronto te digan “tienes un mes de vida”
Con Armando nunca fuimos muy cercanos, nos veíamos muy de vez en cuando en su casona de Porta, él hablando de alguna teoría política o filosófica...medio callado, y sin mostrarse muy cariñoso, siempre con algún libro en la mano leyendo y recomendando que leas. Siempre guardando las distancias, un típico señor mayor, no era el abuelo querendón que te regalaba cosas y jugaba contigo sino todo lo contrario, era un tipo serio de pocas palabras y al que nunca le dije abuelo sino Armando y nunca lo tuteé sino siempre le hable de usted, nunca lo pude conocer bien.
Ahora lo veo conectado a una máquina, sin poder hablar, sin hacer un gesto, es extraño no sé si sentirá mi compañía o la de alguno de nosotros, de vez en cuando me siento a leerle algún libro que espero escuche pero no sé si lo haga...
Pienso en él y sé que ya vivió bastante 90 años es demasiado yo no soy tan optimista para mi, y sé que no me gusta verlo así, ¿eso es vivir?... ¿eso es humano?, tal vez se deba acabar con su dolor, veo que de vez en cuando le caen lágrimas de los ojos y no sé si lo que quiera es estar conectado, yo no quisiera eso... en fin ahora sólo queda acompañarlo, seguir leyéndole hablándole ya sabiendo de antemano que no encontraré respuestas
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